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Coaching o psicología ¿Qué elegir?

Vivimos en un momento clave en el que se está dando cada vez más importancia al cuidado de la salud mental y no es raro ver tanto a jóvenes como adultos acudiendo a diferentes profesionales, no únicamente cuando tienen un problema, sino también antes de que este suceda solo para cuidar y potenciar su parte mental de la misma forma que se acude a un gimnasio para mantener o mejorar la forma.

Sin embargo, dentro de todas las opciones posibles para caminar hacia ese progreso no es precisamente la psicología la que destaca, sino que es otro tipo de vertiente conocida como “coaching”.

No son pocos los blogs y artículos escritos por psicólogos que hablan sobre las diferencias entre la psicología y el coaching, generalmente utilizando un prisma de fuerte crítica hacia estos últimos. No voy a extenderme en exceso en explicar las diferencias ya que son cientos los artículos que hablan de ellas, pero estas diferencias en forma de crítica se podrían resumir principalmente en dos.

En primer lugar, la crítica a que el coaching tiene un campo de acción reducido en el individuo y que carece de una teoría propia ya que trabaja apropiándose de trocitos de teorías y estudios originados en el campo de la psicología junto con consejos personales del propio coach. La segunda diferencia hace referencia a que el coaching carece de una formación reglada que habilite en cierto modo a sus profesionales, haciendo que cualquiera pueda convertirse en un coach.

Ninguna de estas dos críticas es incorrecta, pero cabría ver si no debería hacerse una autocrítica sobre a qué se está dedicando la psicología para que un puñado de personas no solo se hayan consolidado en el mercado, sino que en muchos casos sean una opción mejor vista a la hora de elegir, por no decir la mejor, cuando hablamos de desarrollo y progreso personal.

Y son precisamente las dos críticas que comentaba anteriormente las que ofrecen una respuesta clara a esta pregunta. En primer lugar, ese campo de acción reducido y el ir “picoteando” de diferentes teorías y estudios de psicología difieren mucho del enfoque de la psicología, que muchas veces es rígido y no toma parte de otras ramas diferentes a la del profesional (cognitivo conductual, terapias de aceptación y compromiso, psicoanálisis, etc).

El segundo punto referente a la formación se trata más bien de una cuestión de imagen, ya que se tiende a ver al psicólogo como ese “médico de la cabeza” que tiene un trato más denso y serio que el enfoque dinámico y positivo del coach.

Aplicado a la vida real, el psicólogo es ese amigo callado que sabe un montón de cosas pero con el que te aburres mucho y te cuesta sacar tema de conversación, mientras que el coach es el amigo divertido con el que puedes hablar de cualquier cosa y tratará de animarte y ayudarte en lo que necesites.

Como psicólogo a mi particularmente más que indignarme este intrusismo, me hace sentir vergüenza de cómo teniendo todas las herramientas (estudios, investigación, teorías, formación, etc.) el campo de la psicología se haya acomodado tanto en su nicho y no haya sabido evolucionar al ritmo de la sociedad para ofrecerle aquello que demanda.

Si bien la psicología positiva es una rama de la psicología que si trata de ir en la dirección de identificar las fortalezas del individuo y potenciarlas para mejorar su calidad de vida, hay que reconocer que no ha tenido ni un desarrollo ni una presencia mínimamente comparable a otras ramas más populares como la cognitivo-conductual, ni tampoco (ya hablando desde la psicología en general) se ha hecho ver que los psicólogos somos algo más que “mecánicos mentales” y que tenemos la capacidad para ayudar al individuo en la misma línea que el coaching, pero con la garantía de tener un profesional bien formado.

Por eso en lugar de mirar tanto hacia el vecino y dedicarse a señalar que lo que hace no es ciencia y que es intrusismo, deberíamos pensar por qué al vecino le va tan bien.

Entonces… ¿Es bueno el coaching? Bajo mi punto de vista sí, siempre que sea un psicólogo el que realice ese proceso. El coaching como concepto de “potenciar al individuo” me parece no solo algo bueno, sino que debería ser la meta en la que debería enfocarse la psicología, ya que es algo que demanda la sociedad cada vez más.

Llamémoslo psicología positiva, coaching o como nosotros queramos, pero, como dice el dicho, “es mejor reparar el techo cuando hace sol”, y mientras la psicología no busque y promocione ese camino y siga siendo  “la persona que repara el techo cuando llueve”, que no se escandalice si otros ven ese desinterés profesional como un nicho de mercado para la demanda social.

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